lunes, agosto 28, 2006

Capítulo 6: Empieza el tematismo


No hay mal que por bien no venga, aún más por bien común, y me estoy refiriendo a la resaca colectiva. Y como bienechores (y bien hechos) que somos los españoles, en pos del bien decidimos organizar, en honor del que fue mentor nuestro en las andanzas bretonas, en nuestros inicios salseros, y en nuestra nueva religión ( : ), una sangriada el jueves pasado. [Por cierto, ¡Me refiero a Ignasi!]

Con 3 eurillos por asistente nos dió para unos 100 litros (quizá un poquitin más) con que regar algunas patatas y bollos.

Fue el día de mejor clima en Brest. Césped, sol y sangría. Los chinos, al principio reacios al consumo del exquisito caldo (quizá por que me vieron echar, en cantidades arbitrarias, vodka, ginebra, ron, vermouth, vino, frutitas y azúcar, además de limón y naranja de 50 céntimos), en seguida se convirtieron a la religión del jugo patrio.



Cuando ya había echo su efecto, sacamos la artillería pesada: un karaoke. Me acordé de algo que les debía a mis compañeros de tid, a los que algún día compensaré; y me acordé de mis compañeros de la etsit, con quienes probé ese karaoke (míticos midis sobre fondo azul...). (Chicos del pg, no os pongáis celosos que también me acordé de vosotros, sobretodo al ver a todo el mundo embriagado de emoción, y digo embriagado en sentido literal).

A la gente le gustó tanto, que los chinos se comprometieron a hacer una fiesta china. Y ésta ocurrió ayer, pero esa es otra historia, y debe ser contada en otro momento.

martes, agosto 22, 2006

Capítulo 5: en el que las clases se desparraman

Las clases de francés. Cinco niveles. veintiséis chinos, veinticuatro que serían extrangeros si fueran a china (en cuyo grupo me incluyo). Son una fuente inagotable de anécdotas, de las que sólo os enseñaré una pequeña gota, por no extenderme.

En la entrada del pasillo de las aulas, hay un cartel que cada día escriben los que se encarguen de ello las actividades del día. Resulta que un anónimo (aunque es fácil reconocer la huella de un spanish spoker) aumento la oferta del viernes pasado poniendo a las 23:00 "SEXE ORALE AVEC ÉLÉVES AU FOYER" (la foyer es una discotequilla del campus).


La cosa, que no deja de ser cómica, no habría tenido más transcendencia si no hubiera sido por que el lunes seguía ahí, y todos los alumnos lo vieron. Pero aún hay más, porque en el nivel 5 de francés (el más alto), una inocente ciudadana asiática preguntó a la profesora que "en que consistía eso del sexe orale, que de qué actividad se trataba".
Después de tener que cortar la clase 5 minutos para que la gente se pudiera o pudiese reir agusto, la profesora remarcó que esas actividades no las organizaba la universidad de "forma oficial".

Cada cual que piense lo que quiera...

sábado, agosto 19, 2006

Capítulo 4: en el que Brest enseña los dientes

Llegó la soirée (fiesta) de bienvenida. Se resume en un ruso bailando con gafas de sol y cierto movimiento vertiginoso de pies (probablemente resbalones producidos por el aceite que se le caía), muchas ganas de diversión y un chino que daba volteretas . Al día siguiente, aún no sabemos por qué, nadie tenía resaca.

Y llegó el día. Y tuvo que ser cuando fuimos de visita al jeudi du port (fiesta porteña en el pueblo). Cayó agua "pa llevarse dos años sin regá las masetas". Brest nos mostraba los colmillos, y de sus fauces nos caía la baba húmeda de un lobo que se deshidrata. creo que me creció hasta un manzano en la cabeza de lo que se me regó.

Ayer aprendí a bailar salsa. Lo cierto es que es increíblemente divertido. ¡Si lo hubiera sabido antes de ir a Punta Cana!

domingo, agosto 13, 2006

Capítulo 3: españa sigue invicta: españa 10 - marruecos 7

Ayer se nos ocurrió organizar una fiestecilla. Mandamos un email a todo el mundo para avisar de una gran "spanish-spokers party" en la sala de fiestas. Vinieron hasta los chinos, pero cuando llegamos, los franceses estaban viendo una pelicula. La fiesta habia sido boicoteada. Por suerte, el kalimotxo y unas rumanas muy bailarinas nos ayudaron a conseguir el triunfo final de la fiesta (aunque los chinos no lo llegaron a ver).
Aprovecho para contaros una curiosidad: en francia, el inodoro está separado del resto de la salle du bain. Esto quiere decir que las habitaciones tienen lavabo y ducha, pero, como dice un amigo mío, para ir a hablar con Seimuel L. hay que ir al servicio común del pasillo. No os asustéis, Algún alma cándida vela poor nuestra seguridad con eficaces medidas higiénicas, como la colocación de este cartel:

En fin, solo me queda decir que hoy el combinado nacional en brest hemos vuelto a ganar al fútbol sala, esta vez al equipo marroquí (algo mejor que el chino de anteayer), que por cierto, no tiene buen perder y queria seguir jugando a ver si nos metía algún gol.

Salud!

sábado, agosto 12, 2006

Capítulo 2: primeras fiestecillas


Una vez me hube echo con todo lo necesario (internet, teléfono, habitación, etc), comencé por todo lo que todo erasmus español que se precie hace al llegar: localizar a los otros erasmus españoles (y justo después a los hispanoparlantes).

Sin más, los primeros días en el campus consistieron en intentar conocer al resto de la gente (rumanas, rusas, chinas, etc), y empezar el curso de francés. El tercer día nos dió por hacer deporte sin mesura, y despues una fiesta hasta las 6... Hoy es el día después (sobran los comentarios).
Podría contaros las mil y unas cosas que han ocurrido, pero para muestra, un botón: os dejo esta foto: "niña bretona bailando en el puerto"

Por ultimo, decir lo que antes de hoy no había podido: afortunadamente, Brest hace honor a su nombre.

jueves, agosto 10, 2006

Capítulo 1: breve crónica de un fin y un comienzo

Llegué al aeropuerto a las 4:45 am. La majestuosa terminal 4 me miraba somñolienta mientras me colaba por sus fauces, y para tragarme y llevarme al mostrador de facturación de vueling . Allí estaba una cantante, tan famosa ella como hortera su camisa, y un trabajador que me cobró 30 € de sobrepeso en la maleta. Después de pasar el control policial, llegar a la puerta de embarque, volver al control a por las llaves y el reloj (que me había olvidado), y volver a la puerta de embarque, el viaje se desarrolló sin complicaciones. Diez horas más tarde, un señor muy simpático que se alegró de practicar su español conmigo me recogía en la gare de Brest. Hacía sol. 25 grados. Me monté en su coche, y partimos hacia el campus (continuará...).