lunes, diciembre 18, 2006

Capítulo 16: Los cuatro jinetes del Apocalípsis

Era de noche, pero no era tarde. Creo que era tan oscuro porque la luz se acojonó cuando supo que venían Darío, Carla, Dani y Nacho a la ENSTB.

Digamos que venían... ¿motivados? Desde luego, fue el mejor regalo que alguien puede recibir cuando se está tan lejos de casa, soportando las inclemencias del clima bretón, perdido entre tanta gente que te hace sentir, a veces, solo.

Vinieron cargados de víveres de primera necesidad, que aquí un poco tercermundista Brest, no tienen.



Pese a un viaje épico de 16 horas aproximadamente (3 horas más que a la vuelta), llegaron y tras una rápida instalación (¡¡¡muchíiiiiiiiiisimas gracias María, de mi parte y de la suya!!!) fuimos al foyer. Aú recuerdo la cara de mi vecino Cédric, acostumbrado a mis juergas nocturnas, cuando vio llegar a mi cuarto a 4 nuevos con un amplificador y 4 maletones. Se puso blanco del susto...

Básicamente, su estancia aquí fue digna de mención. En sólo 4 les conocía ya todo el foyer (y parte del vecindario), y en algunos habitantes del foyer calaron especialmente hondo (Topuesto llora en soledad, Dani, el finde pasado no vino al foyer. Claro, con los cariñitos que le dabas...).



No obstante, no fueron los únicos a los que tocaron. Creo que sembraron tanto amor como odio, incluso en la misma persona (Nicoleta no sabe si os odia u os ama más), y, en fin, a mi desde luego no me importa lo que opine la gente. Sois como sois y os quiero por ello, aunque me la liéis parda de vez en cuando, en el fondo me río un montón.



Comimos, bebimos, reímos y nos lo pasamos bien. Eso sí, dormimos un poco mal, Dani compartía conmigo la cama y se ponía melosillo, sin dejarme dormir. Claro, que el día que cambié y dormí con Nacho, también se me ponía "tonto". Como me habéis echao de menos eh???

Darío y Carla al menos se dignaron a hacer el mínimo exigible de turismo local (pack playa+brest) y menos mañl que no dejamos que Carla comprara lo que quería, me habría llenao la habitación de mierdas (aunque las habría acogido con cariño).



En fin chicos, que nos vamos a ver en dos semanas, ha sido un auténtico placer acojeros, ¡espero que volváis! (¡Fer también!)

viernes, noviembre 24, 2006

Capítulo 15: La soirée española

Pasó la fiesta de la espuma, y aquí, en la ENST Bretagne, la vida no paraba. Ese miércoles era la fiesta española. La organizabamos nosotros, y había muchísimo que preparar. Como buenos españoles, a última hora faltaba casi todo por hacer. Tortillas por aquí, pá amb tumaque por allá... y sobretodo mucha sangría. Finalmente, conseguimos incluso organizar los jueguecillos (franceses buscando palabras en español entre los dibujos del decorado, preguntas y respuestas en castellano...). La fiesta comenzó tarde, pero el ánimo estaba por estallar. En el recuerdo quedan frases como "Señora, le cambio a su hija por un pincho de tortilla", mientras la sangría iba haciendo efecto. Llegaron las sevillanas, donde las chicas pudieron dejar atónitos a los franceses, y después llegó el "show" anunciado como "flamenco". La realidad es que si la fiesta empezaba a las 10, empezamos a las 9 y pico a preparar las canciones. Sin embargo, el resultado fue inigualable, como puede apreciarse en esta versión, interpretada por trío formado por "el niño sobrio", "Número Dos" y "el gitanito Emilio":



Después de tamaño espectáculo, la gente comenzó a desvariar, y la fiesta llegó a límites insospechados. Fue una gran noche, sí señor. Y como imagen guinda, yo me quedo con la del Weón haciendo la cucaracha en el suelo repleto de sangría:

viernes, noviembre 17, 2006

Capítulo 14: Le Belgique

Hace tanto ya que no escribía... Pero eso no significa que no haya pasado nada. De entre la maraña inescrutable de acontecimientos pasados en ¡un mes!, sólo remarcaré dos, y el resto lo dejo para peticiones o futuros posts.

En primer lugar, y para que no digan que no hacemos deporte, debo hablar de las Krolimpiadas (= Olimpiadas de Kronenbourgh(=cerveza barata)). El combinado nacional, formado en su versión masculina por Samu, Fer, Emilio, Eukeni, Isma et moi, y en el equipo femenino por Amparo, Fátima, Silvia, Moreyba, Kamila y el Espontáneo (sustituido al final por María) dejó el pabellón nacional bien alto, aunque sin llegar a los metales (hubo tongo, está claro). Las krolimpiades se celebraron un miércoles, y básicamente consistían en diversas pruebas atléticas o de habilidad en las que había que ir bebiendo cerveza de diversas formas (sin manos, después de hacer flexiones, rociada por el compañero...). El mayor éxito obtenido fue el primer puesto en la prueba de trío (Emilio, Fer y yo) de "Andar agachado y beber a toda ***** cerveza para volver y dar el relevo". Aunque algunos dicen que boicoteé el resultado haciendo una "segada" al atleta contrario, es totalmente falso, y si no judgaz vosotros mismos en el vídeo:


Por último, me tomo la libertad de nombrar MVP de las chicas a Amparo (coño).

Y en segundo lugar, nuestro viaje a Bélgica. Si los albergues de juventud hablaran... Culturalmente fue muy enriquecedor (Bruselas, Gante, Brujas y Ostende nos vieron llegar).

La verdad es que así resumiendo, la liamos bastante parda, allá donde fuimos, y seguro que tienen nuestra foto en todos los hostales de juventud de Bélgica. Sin embargo, nosotros nos llevamos un gran recuerdo de todas las personas con las que tratamos (incluso del borracho filósofo "jamais dis ton ami le chemin de ta vie", o del cubano del hostal "por favol, si son tan amables tengan la coltesía de callal la puta boca"). Ahí queda el primer viaje, en el corazón, y pronto os pondré un extenso resumen en pdf para los más asiduos fans.

¡Hasta pronto!

domingo, octubre 15, 2006

Capítulo 13: ¿por qué nos gusta tanto despertarnos?

Sigue la vida en Brest, con sus lluvias, sus soles, sus fríos y sus calores. Según avanza el tiempo, cada vez hay más razones para no levantarse por la mañana, para quedar hasta tarde de noche. Y de la misma forma, anárquica, voy a pintar las pinceladas de la semana pasada.

La semana pasada hubo una fiesta de integración entre escuelas de ingeniería, con poco que mencionar, salvo que me regalaron un cheque-regalo de 8 euros para una tienda de ropa.

Además he empezado a dar clases de español. Particulares. A una francesa de 29 años. No tiene casi idea así que se lo tengo que explicar en francés. ¡Ah! y como seguro que todos os estaréis preguntando que si está buena (que os conozco)... bueno, ya lo diré en otro post.

El sábado salimos de casa con la intención de ir a una fiesta de medicina donde los chicos pasaban gratis y las chicas tenían que pagar (!¿!¿¡), pero por suerte o desgracia acabamos de bar en bar con unas gallegas y bastantes ganas de fiesta. De uno de esos paseos entre bares, os dejaré, para satisfacer la pregunta que siempre me hace Deivich, este video:



Al volver, a eso de las 4, no se nos ocurrió otra cosa que ir a despertar a la gente (qué raro, si nunca lo hacemos). Eso si, con estilo. Porque somos asi, en Brest.

lunes, octubre 02, 2006

Capítulo 12: los fines de semana.

Gatuso (alias de Stephane) salió de su cuarto desnudo, aporreando las puertas colindantes al grito de "Olivier, je suis perdu!".

La verdad es que a veces me gusta empezar las historias por la mitad, o por el final, tal vez para atraer la atencion de vosotros, mis asiduos (quizá no tanto) lectores del blog.

La verdadera historia se remonta tres semanas atrás, cuando tuvo lugar la fiesta de "Trouve ton parrain" (encuentra a tu padrino). Allí a los alumnos nuevos se les asignaba de una manera más o menos aleatoria un alumno veterano para guiarle un poco. La semana siguiente tocaba la fiesta de "Bourre ton parrain"(emborracha a tu padrino) que consistía en que los ahijados invitabamos a todos los padrinos "a muerte". Finalmente, hay que decirlo, la fiesta se podría haber llamado "Compra una botella diciendo que es para tu padrino y bébetela tú, gorronea a los otros y además, si puedes, roba cacahuetes", pues era el espíritu que imperaba. El resultado de esa fiesta fue... secreto de sumario.

Pero aquí aparecen Stephan (Gatuso) y Olivier, que decidieron bautizar a la fiesta del sábado pasado "emborracha a tu español", por no perder las buenas costumbres, más que nada. Así que a las 6 o así estaban ambos vomitando (Gatuso repetidamente, en la moqueta de su cuarto). Acto seguido, Gatuso fue desnudo (es la traducción directa de lo que nos dijo Olivier; Gatuso no lo recuerda) llamando puerta por puerta, desesperado en busca de un lugarf (habitable) para dormir.

La historia la podria haber alargado, pero sólo he querido dejar un par de pinceladas.... No obstante, como dato curioso, y aunque no viene al caso, debo decir que a la mañana siguiente quien mas había triunfado del campus fueron un perro y una perra, que actualmente siguen locamente enamorados.

domingo, septiembre 24, 2006

Capítulo 11: el WEI

A las 10 y media de la noche del viernes, con un mal cuerpo regalo de hawaii, me sentaba en el autobús, en la parte de atrás, preparado para afrontar 13 horas de viaje. No pudimos dormir, los franceses (borrachos y descansados) insistían en decorar la cara del que se durmiera, y cantaban extrañas canciones (que terminaríamos por aprender).

Pero antes de seguir, ¿qué es el WEI?

WEI son las siglas de weekend d'intègration, y es un viaje alcohólico subvencionado por la universidad para que la gente se conozca. La verdad es que irnos tan lejos para hacer lo mismo que podríamos haber echo aquí muchos no lo entendieron; pero viajar siempre sienta bien.

Cuando llegamos, con un hambre atroz, nos dieron de comer... si se puede decir así. Un trozo de paté, un trozo de queso, media barra de pan, un bollito, mermelada y una fruta componían todo el menú. Más cansados que indignados, comimos y nos preparamos para las siguientes 48 horas sin descanso.

El WEI pasó, y dejó en mi fuero interno las estimulantes e inquietantes conclusiones sobre las que os invito a reflexionar:

- Los franceses AMAN enseñar su culo, y si es posible, palmearlo al mismo tiempo.
- Los franceses beben más que los españoles (sí, es cierto).
- Las francesas son las europeas más estrechas (salvo excepciones).
- El 18 de septiembre, día de la Independencia de Chile, los chilenos toman (Israel predicó con el ejemplo)
- Si vas a la playa de noche y dices que no te vas a bañar pero al llegar hay bandera roja, te bañarás.
- Para decir "no tienes huevos" los franceses, muy finos ellos dicen "tu n'as pas d'organes".
- Si a un francés le graban borracho, vomitando y tirado por el suelo, y lo proyectan ante 250 alumnos, él se enorgullece, sale a saludar, y enseña el culo.
- Meter vino de garrafas de plástico en botellas de cristal no hace que el vino sepa mejor.
- En Francia es legal ir un viaje de autobús de 13 horas haciendo barra libre, fuman do, bebiendo bailando y saltando.

miércoles, septiembre 20, 2006

Capítulo 10: en el que nos vamos a Hawaii

El jueves por la noche nos fuimos a Hawaii. Bueno, no en el sentido literal, realmente hubo una fiesta temática sobre la paradisíaca isla. El suelo cubierto con fina arena playera, todo el mundo (o al menos un servidor) en bañador y chanclas, sugerentes faldas de palmera, cocktails...



Antes de ir, nos tomamos unas copas en el honor y la forma de Eukeni, de una botella de ron con denominación de origen de Lidl. La noche se alargó bastante, después. Tuve ocasión de probar todos los cocktails y chupitos :), para mi placer y el de los lugareños, y la verdad es que estuvo muy divertido. No tanto así la mañana siguiente, que había clase, y la tarde, en que prepararía la maleta para irme, junto con otros 249, al WEI. Pero qué es el WEI y lo que allí pasó, lo dejo para otro momento...

martes, septiembre 12, 2006

Capítulo 9: en el que las naciones del mundo cantan unidas

Es triste, pero es verdad: el Ave María de Bisbal nos unió a los rusos, españoles, chinos, polacos, rumanos y chilenos en un canto unánime. Camino de la fiesta, el viernes pasado, hicimos un alto en el camino en la habitación de Kamila, que improvisó un karaoke. Como ya he escrito muuuucho los últimos días, para no aburrir, os dejo el video, y que cada cual lo comparta con quien le apetezca.



Pd: cabe destacar la tecnología inalámbrica de los micrófonos (= zanahorias) y la brillante actuación de Tomasz con ese ¡Ave-Ave-Ave Maríaaaaa!

viernes, septiembre 08, 2006

Capítulo 8: en el que sobrevivo

[continuación del capítulo 7]

El mendigo me decía "C'est la vie! Amigo, no te preocupar, lo bueno es que a ti no pasar nada...". Yo le miraba con cara de pocos amigos. "Mejor quitar cosas de mochila antes que mojar". Y me lo dice cuando ya había un charquito curioso bajo la mochila. Me decidí a sacar los cristales (que estaban en una bolsa de plástico). Al hacerlo, decubrí que muchos tritos pequeños se habían salido (lo descubrí al encontrarlos clavados en mis manos...). Ya con el cabreo monumental, el mendigo me volvió a ofrecer su dormitorio, y le dije que ya había hablado con mi amiga que me alojaría (lo que no era cierto, aún).
Por fin se fue, y a eso de las 9 conseguí dar con Mariale. Me dijo que podía ir a su residencia sin problema, que tomara un metro hasta chatelet y ahí un tren, línea D, hasta Saint Denis, y que allí saliera por la calle Saint Michel. Yo hice lo propio, otra vez a ponerme todos los trastos, solo que ahora con la mochila mojada y colgando de un solo asa. La gente ya no se apartaba por que fuera sudado, sino por que parecía un borracho apestando a ron (eso sí, del bueno). Al llegar al intercambio de tren y metro, y despues de llamarla para verificar la línea (yo había entendido B en vez de D), tome el tren hacia Saint Denis. LLegó la parada de Stade de France Saint Denis y me bajé. Era de noche. Y allí no había ninguna calle Saint Michel. Pregunte a la gente con pinta de criminal peligroso que había por la zona y un amable señor me condujo hasta un mapa para demostrarme que la calle Saint Michel estaba a dos km. ¡aghrr! (expresión de desconcierto extremo). Volví a llamar a Mariale. "Estoy en Stade de France Saint Denis y aquí no hay ni calle ni ná". "¿Cómo Stade de France? no, no, es Saint Denis asecas. Vuelve a coger el tren". ¿Pero a quién coño se le ocurre llamar a dos estaciones, que van seguidas, igual? Seguro que fue idea del que puso los nombres a las calles de Aluche...

Volví al tren, y lo vi ahi tan paradito que me monté. No había ni un alma. Cuando me empecé a preguntar si a esa hora ya no habría trenes, empezó a moverse... En el sentido contrario al esperado. Efectivamente, a los 10 minutos estaba otra vez en la Gare du Nord. Salir del vagón, colocarme todos los bártulos, buscar el andén contrario... Y para ir al andén contrario había que subir 3 pisos!

Cuando me monte en el tren, ya estaba extenuado. No podía más. Si ese no resultaba ser, me iría al fin del mundo en el o a donde fuese. Afortunadamente me quedó energía para preguntar a un hombre, que me advirtió que ese tren no paraba en Stade France Saint Denis.

Cuando llegué a Saint Denis, se me saltaban las lágrimas de la emoción. Caminé hacia donde me había dicho Mariale, y después de 100 metros oí un "crack" y el otro asa de la mochila se rompió. Ya no podía más. Lloraba por dentro, sudaba por fuera, supuraba brugal añejo. Llamé a Mariale, y entre balbuceos le pedí que viniera a por mí. Quiso la fortuna que su residencia estuviera justo enfrente de donde yo había perdido el asa y la esperanza, y me ayudo con las bolsas. Me duché, me dio de cenar (mil millones de gracias Mariale!!! Eres un encanto.) y preparamos la colchoneta para dormir. Tiré la mochila, y todo el equipaje que en ella había lo distribuí en tres bolsas tipo "bolsa de pryca". Estuvimos un rato hablando, miramos los trenes para el día siguiente y a las 12 nos dormimos. Desgraciadamente, un ejercito de mosquitos no me dejó dormir tanto como hubiese querido, pero a las 5:10 estaba en pie, camino de mi tren.

Fui a la estación, y no funcionaba el dispensador de billetes. Tuve que saltar los tornos, y para ello confié en un extraño que me pasara las maletas y la guitarra (no tenía más remedio). Fui al tren, y al llegar al intercambio con el metro, tuve que decirle al guardia que no encontraba el billete para salir. Mi aspecto debía ser tal, que no me puso pega alguna y me abrió la puerta.

Sin más incidentes, llegué a Montparnasse, y directamente fui al vagón. Aún tenía 15 minutos de margen. Quería descansar... Cuando me acordé que no había validado el billete. Me dio igual. "Si es capaz, que me eche del tren el revisor". Después de lo que había pasado...

El revisor pasó a los 20 minutos de haberse puesto en marcha el tren. Antes de darle el billete, le dije como bien pude que no había tenido tiempo de validar el billete. Me miró, me sonrió y me dijo que no había problema. Sin embargo, a los 30 minutos el tren paró, y dijeron algo por megafonía, que no entendí. Despues de 15 minutos parados en mitad de la nada, decidí preguntar a una señora, y me dijo que había problemas técnicos. ¡Genial!

4 horas y cuarto más tarde estaba por fin en Brest. Bajé del tren, respiré hondo y me decidí a caminar hasta la place de la liberté (500 mentros cuesta arriba) para coger el autobús que me llevaría a la universidad. Apenas había dado dos pasos cuando se me rompieron los asas de una de las bolsas de plástico. La tuve que llevar sujeta a presión. Me dolían hasta la parte interna de los muslos al rozar cuando caminaba, porque con las maletas no podía andar de otra forma.

El autobusero frunció el ceño al ver subir a un tipo con una guitarra, una bandolera, un maletón, dos bolsas de pryca en una mano (ya sin circulación sanguínea), otra bajo el brazo y dos euros en la boca.

Cuando ya me las veía felices, pasamos por la entrada de un colegio, justo a la hora que salía toda la chavalería (12:00, hora de comer allí). Tuve que cojer todas las bolsas para que cupiera la gente.

Así a pulso llegue a la universidad.
Entré en el campus. Atrás quedaban 24 horas inolvidables. Mientras me dirigía a mi cuarto, pasaron por delante de mis ojos todos los acontecimientos acaecidos. Me pregunté si todo aquel tejemeneje habría tenido algún sentido en mi vida, o simplemente había sido una broma del detino. Entre en el cuarto, me tiré en la cama y me prometí que, aunque ocupase 5 hojas, escribiría mi aventura en el blog, pero en otro momento...

jueves, septiembre 07, 2006

Capítulo 7: en al que me cago en los transportes, y me quedo sin papel.

"¡Buen viaje!", furon las últimas palabras de Adri, cuando me dejó en la terminal 4 de Barajas. ¡Qué irónico suena, ahora, que me repongo del peor viaje de mi vida!

Al principio mi mayor preocupación era poder pasar la guitarra como equipaje de mano en el avión. Después de facturar una maleta y una mochila, y ya sin más equipaje de mano que la guitarra, recorrí los no pocos metros hasta la puerta de embarque. Embarqué el segundo, y tras meter la guitarra sin ningún problema, en el avión, mi preocupación principal cambió. "Tengo una hora y 45 minutos para llegar desde el aeropuerto CDG hasta la estación de Montparnasse, donde cogeré el tren a Brest". Todo el mundo había embarcado ya, pero el avión no salía. La voz estridente del comandante informó que sufríamos 15 minutos de retraso.

Llegamos a CDG a las 17:35, y para variar, mis maletas fueron las últimas. con la bandolera colgada al cuello, la maleta colgada de un hombro, la mochila a la espalda, la guitarra en una mano, y el tabaco de Israel y una botella de brugal añejo en la otra, corrí veloz hacia la estación de tren del aeropuerto. fueron 10 minutos agotadores pero al fin llegué a la estación.

Toda la tecnología de éste país pionero se hacía añicos al descubrir que no había máquinas para recoger el billete de tren. Tuve que aguardar casi otros 10 minutos en la cola para comprarlo.

Antes de las 18:00 ya estaba en el tren, sudando como un pollo, y ocupando 3 asientos con mi equipaje. "Me queda poco más de una hora". 30 minutos es lo que tardó el tren en llevarme a la estación de Chatelet, donde habría de cambiarme a la red de metro. Me incorporo, tomo la maleta al hombro, me pongo la mochila, cojo la bolsa con el alcohol y el tabaco en una mano, y la guitarra en la otra. En cada cambio el mismo proceso.

Salí del vagón, buscando el cartel que me indicara la línea 4. ¡Vaya correspondencia! Eran las 18:34 y yo corría como podía. Ya empezaba a notar calambres en los brazos. Sudando como un pollo (otra vez) conseguí llegar al vagón de metro. Apenas había sitio, pero pude montar.18:40, y otra parada. 18:50, vamos, sólo queda una más. A las 18:55 llegué a la estación de Montparnasse. "10 minutos...". El tedioso proceso de colgarse el equipaje, y otra vez corrí y corrí hasta llegar a la parte de la estación de tren. Subí los 3 pisos que llevan al acceso a trenes de grandes líneas. A las 19:00 intentaba sacar el billete de la máquina (previamente pagado por internet) pero aquello no funcionaba. No me quedaba otra alternativa que ponerme a la cola.

Rogué en francés que me dejaran colarme, pero sólo avancé 3 puestos. A las 19:03 estaba en la taquilla. "Por favor señora, dese prisa, este es mi recibo y esta es mi tarjeta" (traducción de un sinfín de gestos y chapurreo en francés). La señora, ajena a mi problema se tomo toda la calma del mundo. Introducía datos, apretaba botones... Hasta que me dijo: "Lo siento señor, el tren ya ha salido". "¿Cómo?¿No salía a las 19:05?". "Sí, pero son las 19:06". Casi me deshago ahí mismo. Conseguí por 8 euros más un billete para el día siguiente a las 7:05 de la mañana. Me fui a sufrir mi desdicha a un banco. Se me ocurrió que debía hacer hueco en la mochila para meter la botella, que en la mano pesaba. Llamé a Emilio para informar a los de Brest que no me fueran a buscar a la estación de Brest a las 11, e intenté localizar a Mariale, que vivía en Paría, a ver si me acogía esa noche. Teléfono apagado.

Entonces apareció un mendigo pidiéndome dinero. Con cara de sufrir mucho le dije "Je ne parle pas français, no hablo francés". "¿Eres español?"."Mierda, me ha tocao el único mendigo francés que sabe español...".

A los 10 minutos el mendigo me intentaba consolar, y me ofreció su dormitorio para pasar la noche. Afortunadamente la policía apareció y se fue.

Volví a llamar a Mariale, y nada. Me pedí una cocacola. A la media hora me fui a estirar las piernas (con todo el equipaje, claro), y al rato regresé. Me estaba descolgando la maleta cuando apareció el mendigo. Otra vez. Le miré. Me descolgué una correa de la mochia. Antes de que pudiera reaccionar la otra correa se partió, y la mochila cayó contra el suelo, violentamente, en un crujir de cristales. ¡La botella!

[Fin de la primera parte. Mañana, os desvelaré el resto...]

lunes, agosto 28, 2006

Capítulo 6: Empieza el tematismo


No hay mal que por bien no venga, aún más por bien común, y me estoy refiriendo a la resaca colectiva. Y como bienechores (y bien hechos) que somos los españoles, en pos del bien decidimos organizar, en honor del que fue mentor nuestro en las andanzas bretonas, en nuestros inicios salseros, y en nuestra nueva religión ( : ), una sangriada el jueves pasado. [Por cierto, ¡Me refiero a Ignasi!]

Con 3 eurillos por asistente nos dió para unos 100 litros (quizá un poquitin más) con que regar algunas patatas y bollos.

Fue el día de mejor clima en Brest. Césped, sol y sangría. Los chinos, al principio reacios al consumo del exquisito caldo (quizá por que me vieron echar, en cantidades arbitrarias, vodka, ginebra, ron, vermouth, vino, frutitas y azúcar, además de limón y naranja de 50 céntimos), en seguida se convirtieron a la religión del jugo patrio.



Cuando ya había echo su efecto, sacamos la artillería pesada: un karaoke. Me acordé de algo que les debía a mis compañeros de tid, a los que algún día compensaré; y me acordé de mis compañeros de la etsit, con quienes probé ese karaoke (míticos midis sobre fondo azul...). (Chicos del pg, no os pongáis celosos que también me acordé de vosotros, sobretodo al ver a todo el mundo embriagado de emoción, y digo embriagado en sentido literal).

A la gente le gustó tanto, que los chinos se comprometieron a hacer una fiesta china. Y ésta ocurrió ayer, pero esa es otra historia, y debe ser contada en otro momento.

martes, agosto 22, 2006

Capítulo 5: en el que las clases se desparraman

Las clases de francés. Cinco niveles. veintiséis chinos, veinticuatro que serían extrangeros si fueran a china (en cuyo grupo me incluyo). Son una fuente inagotable de anécdotas, de las que sólo os enseñaré una pequeña gota, por no extenderme.

En la entrada del pasillo de las aulas, hay un cartel que cada día escriben los que se encarguen de ello las actividades del día. Resulta que un anónimo (aunque es fácil reconocer la huella de un spanish spoker) aumento la oferta del viernes pasado poniendo a las 23:00 "SEXE ORALE AVEC ÉLÉVES AU FOYER" (la foyer es una discotequilla del campus).


La cosa, que no deja de ser cómica, no habría tenido más transcendencia si no hubiera sido por que el lunes seguía ahí, y todos los alumnos lo vieron. Pero aún hay más, porque en el nivel 5 de francés (el más alto), una inocente ciudadana asiática preguntó a la profesora que "en que consistía eso del sexe orale, que de qué actividad se trataba".
Después de tener que cortar la clase 5 minutos para que la gente se pudiera o pudiese reir agusto, la profesora remarcó que esas actividades no las organizaba la universidad de "forma oficial".

Cada cual que piense lo que quiera...

sábado, agosto 19, 2006

Capítulo 4: en el que Brest enseña los dientes

Llegó la soirée (fiesta) de bienvenida. Se resume en un ruso bailando con gafas de sol y cierto movimiento vertiginoso de pies (probablemente resbalones producidos por el aceite que se le caía), muchas ganas de diversión y un chino que daba volteretas . Al día siguiente, aún no sabemos por qué, nadie tenía resaca.

Y llegó el día. Y tuvo que ser cuando fuimos de visita al jeudi du port (fiesta porteña en el pueblo). Cayó agua "pa llevarse dos años sin regá las masetas". Brest nos mostraba los colmillos, y de sus fauces nos caía la baba húmeda de un lobo que se deshidrata. creo que me creció hasta un manzano en la cabeza de lo que se me regó.

Ayer aprendí a bailar salsa. Lo cierto es que es increíblemente divertido. ¡Si lo hubiera sabido antes de ir a Punta Cana!

domingo, agosto 13, 2006

Capítulo 3: españa sigue invicta: españa 10 - marruecos 7

Ayer se nos ocurrió organizar una fiestecilla. Mandamos un email a todo el mundo para avisar de una gran "spanish-spokers party" en la sala de fiestas. Vinieron hasta los chinos, pero cuando llegamos, los franceses estaban viendo una pelicula. La fiesta habia sido boicoteada. Por suerte, el kalimotxo y unas rumanas muy bailarinas nos ayudaron a conseguir el triunfo final de la fiesta (aunque los chinos no lo llegaron a ver).
Aprovecho para contaros una curiosidad: en francia, el inodoro está separado del resto de la salle du bain. Esto quiere decir que las habitaciones tienen lavabo y ducha, pero, como dice un amigo mío, para ir a hablar con Seimuel L. hay que ir al servicio común del pasillo. No os asustéis, Algún alma cándida vela poor nuestra seguridad con eficaces medidas higiénicas, como la colocación de este cartel:

En fin, solo me queda decir que hoy el combinado nacional en brest hemos vuelto a ganar al fútbol sala, esta vez al equipo marroquí (algo mejor que el chino de anteayer), que por cierto, no tiene buen perder y queria seguir jugando a ver si nos metía algún gol.

Salud!

sábado, agosto 12, 2006

Capítulo 2: primeras fiestecillas


Una vez me hube echo con todo lo necesario (internet, teléfono, habitación, etc), comencé por todo lo que todo erasmus español que se precie hace al llegar: localizar a los otros erasmus españoles (y justo después a los hispanoparlantes).

Sin más, los primeros días en el campus consistieron en intentar conocer al resto de la gente (rumanas, rusas, chinas, etc), y empezar el curso de francés. El tercer día nos dió por hacer deporte sin mesura, y despues una fiesta hasta las 6... Hoy es el día después (sobran los comentarios).
Podría contaros las mil y unas cosas que han ocurrido, pero para muestra, un botón: os dejo esta foto: "niña bretona bailando en el puerto"

Por ultimo, decir lo que antes de hoy no había podido: afortunadamente, Brest hace honor a su nombre.

jueves, agosto 10, 2006

Capítulo 1: breve crónica de un fin y un comienzo

Llegué al aeropuerto a las 4:45 am. La majestuosa terminal 4 me miraba somñolienta mientras me colaba por sus fauces, y para tragarme y llevarme al mostrador de facturación de vueling . Allí estaba una cantante, tan famosa ella como hortera su camisa, y un trabajador que me cobró 30 € de sobrepeso en la maleta. Después de pasar el control policial, llegar a la puerta de embarque, volver al control a por las llaves y el reloj (que me había olvidado), y volver a la puerta de embarque, el viaje se desarrolló sin complicaciones. Diez horas más tarde, un señor muy simpático que se alegró de practicar su español conmigo me recogía en la gare de Brest. Hacía sol. 25 grados. Me monté en su coche, y partimos hacia el campus (continuará...).

jueves, julio 20, 2006

Capítulo 0: el maniquí articulado

Hacía bastante calor en la calle, pero gracias a los aires acondicionados se llevaba bien. O al menos, eso pensaron las gotitas de sudor, que ese día prefirieron quedarse en casa y no salir a deslizarse por la frente, lisa ya, del fabricante de marionetas cuando éste apretaba la última tuerca. Y por fin, surgió de sus manos éste, el maniquí articulado, el guía virtual de todos sus futuros porhaberes que, muy pronto, empezaría a contar.