Después de un pequeño rodeo, absolutamente voluntario y consciente, conseguimos llegar a Pucela, donde fuimos recibidos con honores por la familia Martín. Valladolid mola un montón en fiestas. Se come mu bien (sobretodo si tienes una anfitriona como Moreyba) . Por poner alguna pega, nos hizo un frío que pela por la noche; sin embargo, gracias al truco de beber como los peces del villancico, ni nos importó. Que grandes dos noches...
El resto de la semana pasó con normalidad (relativa) y el finde siguiente fueron las fiestas de Majadahonda y.. ¿qué os voy a contar que no os imaginéis? El saldo del fin de semana es tres móviles perdidos, uno encontrado (el mío, jeje), una luna de coche rota, Dani con fiebre el sábado, Macarena pisándose la cola, y un largo etc de cosas inconfesables....
Así que ahora a prepararse para las fiestas de Las Rozas; la vamos a liar pardísima. Daré más detalles en el post de la semana que viene... si son confesables.
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